Si hay algo que me llamó la atención cuando visité por primera vez una tienda de la famosa manzanita es que parece que uno puede hacer lo que quiera ahí dentro. Puedes descansar, pasear, leer, navegar durante horas y toquetear los aparatitos hasta desgastarlos. Pues ahora este cómico canadiense se ha propuesto encontrar el limite de la compañía, adelanto, sin mucho éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario